sábado, 18 de febrero de 2012

Siga el Corso



Tango 1926
Música: Anselmo Aieta
Letra: Francisco García Jiménez

Esa Colombina
puso en sus ojeras
humo de la hoguera
de su corazón...
Aquella marquesa
de la risa loca
se pintó la boca
por besar a un clown.
Cruza del palco hasta el coche
la serpentina
nerviosa y fina;
como un pintoresco broche
sobre la noche
del Carnaval.

Decime quién sos vos,
decime dónde vas,
alegre mascarita
que me gritas al pasar:
"-¿Qué hacés? ¿Me conocés?
Adiós... Adiós... Adiós...
¡Yo soy la misteriosa
mujercita que buscás!"
-¡Sacate el antifaz!
¡Te quiero conocer!
Tus ojos, por el corso,
va buscando mi ansiedad.
¡Tu risa me hace mal!
Mostrate como sos.
¡Detrás de tus desvíos
todo el año es Carnaval!

Con sonora burla
truena la corneta
de una pizpireta
dama de organdí.
Y entre grito y risa,
linda maragata,
jura que la mata
la pasión por mí.
Bajo los chuscos carteles
pasan los fieles
del dios jocundo
y le va prendiendo al mundo
sus cascabeles el Carnaval.

miércoles, 8 de febrero de 2012

No place



Tango
Música: Juan José Riverol
Letra: Francisco Loiácono
Mirando tu performance
del hipódromo platense,
nunca al marcador llegaste.
Siempre fuiste "No Placé".

Se le sentó en la largada,
la pecharon en el codo.
Eso gritó la gilada.
¡Y por eso te compré!

Me pasé una temporada
al cuidado de tus patas.
Te compré una manta nueva.
¡Y hasta apoliyé en el box!
Relojeándote el apronte,
la partida a palo errado...
Yo no sé quién me ha engañado,
si fuiste vos o el reloj.

Te anoté en una ordinaria.
Entraste medio prendida.
Dijeron: "Es por la monta
o es bombero el cuidador".
Es tu sangre que te pierde.
Hija de... "Desobediencia"...
No saldrás de perdedora,
pues te falta corazón.

Ahora corrés en cuadreras...
No tenés la manta aquélla,
no te preocupa la cancha,
el stud, ni el cuidador.
Pero si algún día de éstos
te vuelvo a ver anotada...
Yo me juego la parada,
porque soy buen perdedor.

jueves, 2 de febrero de 2012

Tú, el cielo y tú



Tango 1944
Música: Mario Canaro
Letra: Héctor Marcó
Tibio está el pañuelo, todavía,
que tu adiós me repetía
desde el muelle de las sombras.
Tibio, como en la tarde muere el sol,
mi sol de nieve, sin esperanza y sin alondras.
Tibio guardo el beso que dejaste
en mis labios al marcharte
porque aún no te olvidé...

Tú...
yo sé que el cielo,
el cielo y tú,
vendrán acá para salvar
mis manos presas a esta cruz.
Si esta mentira audaz
busca mi pena,
no la descubras tú
que me condena.
Guárdala en ti,
que es mi querer,
desengañarme así
será más cruel.

No...
no me repitas ese adiós...
que esto lo sepa sólo Dios,
el cielo y tú...



Luchar y existir