domingo, 31 de mayo de 2009

Las cuarenta



Música: Roberto Grela
Letra: Francisco Gorrindo
Con el pucho de la vida apretado entre los labios,
la mirada turbia y fría, un poco lerdo el andar,
dobló la esquina del barrio y, curda ya de recuerdos,
como volcando un veneno esto se le oyó acusar.

Vieja calle de mi barrio donde he dado el primor paso,
vuelvo a vos, gastado el mazo en inútil barajar,
con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos,
que se rompió en un abrazo que me diera la verdad.

Aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno,
sé del beso que se compra, sé del beso que se da;
del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga,
y sé que con mucha plata uno vale mucho más.

Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran
y, si la murga se ríe, hay que saberse reír;
no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive!
¡Y además corrés el riesgo de que te bauticen gil!

La vez que quise ser bueno en la cara se me rieron;
cuando grité una injusticia, la fuerza me hizo callar;
la experiencia fue mi amante; el desengaño, mi amigo...
Toda carta tiene contra y toda contra se da!

Hoy no creo ni en mí mismo. .. Todo es grupo, todo es falso,
y aquél, el que está más alto, es igual a los demás...
Por eso, no has de extrañarte si, alguna noche, borracho,
me vieras pasar del brazo con quien no debo pasar.

Oreste Corbatta








Nacó en: La plata (Buenos Aires)
debut :1955
equipos :Racing, boca,San telmo, independiente Medellin (Colombia)
Posición: Wing
Partidos equipos: 228
goles :122
Partidos seleccion:43
goles en la selección :18
Titulos:Con Racing 1958 y 1961 , con Boca 1964 y 1965
Titulos con la selección: sudamericano de 1957 y 1959
Retiro:1974 en Tiro federal Rio Negro



Ganó la Copa América de 1957 de Lima, por entonces llamada Campeonato Sudamericano de Naciones, en un equipo denominado “Los Carasucias”, en una delantera compuesta por: Oreste Corbatta, Humberto Maschio. Antonio Angelillo, Enrique Sívori y Osvaldo Cruz, al ganarle por 3-0 a Brasil. También ganó la de 1959 disputada en Argentina , una suerte de revancha por el fracaso del Mundial 1958 .





Historias de un wing derecho
Roberto Fontanarrosa

Cuentos e historias
Y aquí estoy. Como siempre. Bien tirado contra la raya. Abriendo la cancha. Y eso no me enseño nadie. Son cosas que uno ya sabe solo. Y meter centros o ponerle al arco como venga. Para eso son wines. No me vengan con eso de wing “ventilador” o wing “mentiroso” o las pelotas. Arriba y contra la raya.
Abriendo la cancha para que no se amontonen los forwards en el medio. Nada de andar bajando a ayudar al marcador de punta ni nada de eso. Si el marcador de punta no puede con el wing de él... ¿para qué m... juega de marcador de punta? Lo que pasa es que ahora cualquier mocoso le sale con esas teorías nuevas y nuevas formas de juego o te viene con la “holandesa” o la brasileña y otras estupideces.
¡Por favor! El fútbol es uno solo y a mí no me saca de la formación clásica: el arquero bien parado en la raya y atento. Por ahí escucho decir que Gatti juega por toda el área o sale hasta el medio de la cancha... Y bueno, así le va. Yo al arquero lo quiero paradito en su arco y nada más. Para eso es arquero. Después una línea de tres. Después otra de cinco. Y arriba que nos dejen a nosotros tres. Más de veinte años hace que jugamos así y nos hemos podrido de hacer goles. De a siete hacemos. Yo ya debo llevar como 6.800. Yo solo... ¡Después me dicen de Pelé! O arman tanto despelote porque Maradona hizo cien. Cien yo hago en una temporada. Y en verano, cuando los pibes se quedan en el club como hasta las dos de la matina, me atrevo a hacer cuarenta, cincuenta goles por semana. Cuarenta, cincuenta. Yo solo... Maradona... ¡Por favor! Y eso para no hablar del centrofoward nuestro. debe llevar más de 12.000 goles. por debajo de las patas... Y...¡el tipo está ahí!
donde deben estar los centrofoward. En la boca del arco. En el área chica. Pelota que recibe, ¡Pum! adentro. A cobrar. Y ojo, que el nueve de los de Boca no es maño tampoco. Es el mismo estilo que el nuestro. Siempre ahí: en la troya. Adonde están los japoneses. ¡Nos ha amargado más de un partido, eh! Yo no he visto los goles que nos ha hecho pero escucho los gritos y el ruido de la pelota adentro del arco.
Le da con un fierro el guacho. Pero, claro, tiene dos wines que son dos salames. Por ahí si jugara al lado mío él también habría hecho como 12.000 goles. ¡Si le habré servido goles al nueve! ¡Si le habré servido goles! Me acuerdo el día del debut. Le estoy hablando de hace 25 años, 25 años, un cuarto de siglo. Sacaron la lona que cubría la cancha y le juro que nos escegueció la luz. Un solazo bárbaro. Yo casi no podía ver por el resplandor en las camisetas, especialmente en las nuestras. Claro, por el blanco. Las bandas rojas parecían fuego. No como ahora, que está saltando todo el esmalte y se ve el plomo. O el piso, del verde ya no queda casi nada. ¡Cómo está ésta cancha! ¡Qué lástima! Qué poco cuidada está. Pero bueno, ese día fue algo inolvidable. Era domingo al mediodía y se ve que los muchachos estaban alborotados porque esa tarde jugaban River y Boca en el Monumental y ellos se habían reunido en el club para irse todos juntos en el camión para el partido. ¡Huy, lo que era ese día! Y claro, llegaron ahí y se encontraron con que la Comisión Directiva había comprado el metegol.
Yo había escuchado desde abajo de la lona que pensaban inaugurarlo esa noche cuando los socios se juntaban en la sede social a comentar los partidos o tomarse un fernet antes de cenar. Pero... ¡qué!... apenas los muchachos vieron el metegol al lado de la cancha de básquet ni siquiera se molestaron en meterlo adentro.
¡Además, esto es pesado, eh! No sé cuántos kilos debe pesar esto, pero es pesado. Puro fierro, de las cosas que se hacían antes. Bueno, ahí nomás lo destaparon y se armó el partido. Yo calculo, calculo, que había de haber entre 20 y 25 años personal viendo el partido. ¡No menos, eh! No menos. Una multitud. Y había apuestas y todo. Le digo que calculo que había esa gente porque yo ni miré para arriba, le juro, no me atrevía a levantar la vista del cagazo que tenía. Le juro. Uno escuchaba bramar esa tribuna y temblaba.
¡Qué cosa inolvidable! Nosotros, los tres de adelante, tuvimos suerte porque el tipo que nos manejaba se ve que sabía. Yo apenas sentí que se movía, dije: “Hoy vamos a andar bien”. porque también es importante el tipo que a uno le toque para manejarlo. Usted podrá tener condiciones, es más, podrá ser un fenómeno, pero si el que está afuera es un queso, va muerto. Y yo le digo, ahora, con experiencia, yo apenas noto cómo el tipo me mueve ya me doy cuenta si conoce o no. Es una cuestión de experiencia , nada más. No es que uno sea sabio. Escúcheme, usted ve un tipo cómo se para en la cancha y ya sabe cómo juega al fútbol. No tiene necesidad ni de verlo correr. ¡Por favor! Pero ese día se ve que el tipo conocía. No era ni improvisado ni uno que agarra la manija porque está aburrido y para matar el tiempo se juega un metegol. De esos que usted trata de ayudarlos, de darles una mano pero al final el que queda como un patadura es usted. Cuando el culpable es el que tiene la manija. Y usted los escucha gritar: “¡Qué tronco es el siete ese! ¡Qué animal el wing!”. Hay que aguantar cada cosa. ¡Por favor! Pero ese día no. Ese día tuve suerte, lo que es importante en un debut. Y más en un River-Boca. Usted sabe bien cómo son estos partidos. Un clásico es un clásico, digan lo que digan ahora yo ya tengo como 30.000 clásicos jugados y así y todo, le digo, todavía cuando escucho el pique de la primera pelota en la mitad de la cancha me pongo nervioso. Parece mentira. Es que son partidos muy parejos. Somos equipos que nos conocemos mucho. Pero aquél día tuvimos suerte, por lo menos los de adelante. De la mitad de la cancha para adelante la rompimos, la hacíamos de trapo. “Tachola”, me acuerdo que se llamaba el que tenía la manija. Me acuerdo porque le gritaban permanentemente y además porque durante cuatro años vuelta a vuelta venía al club y jugaba. ¡Cómo sabía ese tipo! Lo arruinó la bebida. Cuando llegaba en pedo yo me daba cuenta porque nos hacía hacer molinetes y cada cagada que ni le cuento. Un día me hizo hacer un molinete y yo cacé un chute que la pelota saltó del metegol e hizo sonar un vaso. Me quería hacer pagar a mí el desgraciado. Pero cuando estaba sobrio era un león. Y ese día la gasté. En la defensa no andábamos tan bien porque el que manajaba a los tres era un salame. Un paspado. Pero con los de adelante bastaba.
No hay mejor defensa que un buen ataque, mi amigo, eso lo sabe cualquiera. ¡Por favor! Ahora se meten todos abajo. Están locos. tres pepas hice ese día. Y las otras tres se las serví al nueve, al morochón. Y no tenía bigotes. Lo que pasa es que algún mocoso se los pintó con birome para que se pareciera a Luque. Un gol, me acuerdo, un gol, la bola rebotó en el corner y se me vino. Ibamos perdiendo uno a cero, porque ¡ojo! habíamos arrancado perdiendo, y la hinchada bramaba. La puse debajo de la suela y casi la astillo. La empecé a pisar y me la traje despacito para el medio. El nueve se fue para la izquierda y el once también, para abrirme un buco. Yo la masé y un par de veces amagué el puntazo, pero el fullback me tapaba el tiro y no veía ángulo para el taponazo. Le cuento que yo no le hago asco a patear y cuando veo luz le sacudo. A mí no me vengan con boludeces. Pero el rubio que me marcaba me tapaba bien. Entonces yo agarro y la engancho de nuevo para afuera, para mi lado, como para meterle un derechazo cruzado, al segundo palo, a la ratonera. ¡Si habré hecho goles así! Y cuando el rubio me sigue para taparme y el arquero cubre el primer palo, de revés nomás, cortita, la toco para el medio. Y el nueve, sin pararla ché, le puso semejante quema que abolló la chapa del fondo del arco. ¡Qué golazo! ¡Lo que fue eso! Yo lo había escuchado al negro, lo había escuchado. Cuando yo me abrí para la derecha y ví que la defensa se venía conmigo. Y lo escuché al Negro, lo había escuchado. Cuando yo me abrí para la derecha ví que la defensa se venía conmigo. Y lo escuché al Negro que me grita: “¡Ah!”. Y se la toqué. Lo mató al Negro. Lo mató. La hacemos siempre a ésa. Diga que ya nos conocen. ¡Qué partido fue ése! Y para esta noche tenemos uno lindo. Si es que vienen los muchachos. Porque los escuché decir que iban a las maquinitas. Siempre hablan de las maquinitas. Vaya a saber qué es eso. Acá una vez al club trajeron una. Yo siempre escuchaba unos ruidos raros, unas cosas como “pluic” “plinc” , “clun” y unas sacudidas. Unas luces. Pero después no lo sentí más. Dicen que se le jodió algo adentro a la máquina, algún fusible y nunca hay guita para comprarlo. Son máquinas delicadas. De ésas que hacen los yanquis. Por eso los muchachos siempre vuelven. Porque el fútbol es el fútbol. Esa es la única verdad. ¡Qué me vienen con esas cosas! Son modas que se ponen de moda y después pasan. El fútbol es el fútbol, viejo. El fútbol. La única verdad.
¡Por favor!

miércoles, 27 de mayo de 2009

Cuando tu no estas



Solo en la ruta de mi destino
sin el amparo de tu mirar,
soy como un ave que en el camino
rompió las cuerdas de su cantar.

Nace la aurora resplandeciente,
clara mañana, bello rosal,
brilla la estrella, canta la fuente,
ríe la vida, porque tú estás.

Cuando no estás la flor no perfuma,
si tú te vas, me envuelve la bruma;
el zorzal, la fuente y las estrellas
pierden para mí su seducción.

Cuando no estás muere mi esperanza,
si tú te vas se va mi ilusión.
Oye mi lamento, que confío al viento,
todo es dolor cuando tú no estás.

domingo, 24 de mayo de 2009

Joaquin Sabina



Dieguitos y Mafaldas

Veinte años cosidos a retazos
de urgencias, disimulos y rutinas,
veinte años cumplidos, en mis brazos,
con la carne del alma de gallina.
Veinte años de príncipes azules
que se marchaban antes de llegar,
veinte tangos de Manzi en los baúles,
veinte siglos sin cartas de papá.
De González Catán, en colectivo,
a la cancha de Boca, por Laguna,
va soñando -"Hoy ganamos el partido"-
la niña de los ojos de la luna.
Los muchachos de "la doce" más violentos,
cuando la "junan", en la Bombonera,
le piden, a la Virgen de los Vientos,
que, le levante, a Paula, la pollera.
Veinte años de mitos mal curados
dibujando dieguitos y mafaldas,
veinte vidas hubiera yo tardado
en contar los lunares de su espalda.
Le debo una canción y algunos besos
que valen más que el oro del Perú,
sus huesos son sobrinos de mis huesos,
sus lágrimas los clavos de mi cruz.
De González Catán, en colectivo,
a la cancha de Boca, por Laguna,
va soñando -"Hoy ganamos el partido"-
la "jermu" que me engaña con la luna.
Alguna vez harán un monumento
los de la barra brava a mi "bostera",
y, una ermita, a la Virgen de los Vientos,
que, le levanta, a Paula la pollera.
De González Catán a Tirso de Molina, qué trajín,
de España a la Argentina, qué meneo
qué vaivén, qué ajetreo
qué mareo, qué ruina
¿y por culpa de quién?
del amor de una mina,
¿y total para qué?
si, al final, se rajó con un pibe,
que le prohibe a mi ex
ir a verme al Gran Rex,
cuando estoy de visita,
no sea que Paulita se ponga a llorar,
al oír su milonga,
no sea que a Paulita le dé por bailar,
al compás de la conga
y vuelva enfermita a González Catán
y no se reponga
y se ponga más loca de lo habitual,
bendita pollera,
menuda bandera para una canción
¡y que delantera!
aquel año Boca salió campeón,
de la Bombonera,
ninguna bostera se puede quejar
aunque le sobre razón, si
pinta rameras con el corazón
y con las caderas,
le toca a Palermo tocar el balón,
"la doce" se altera,
le toca al gallego tocar este son...
para una bostera
el año que Boca salió campeón,
en la Bombonera.

Con la frente marchita

Sentados en corro merendábamos besos y porros
Y las horas pasaban deprisa entre el humo y la risa.
Te morías por volver "Con la frente marchita" cantaba Gardel
Y entre citas de Borges, Evita bailaba con Freud.
Ya llovió desde aquel chaparrón hasta hoy.

Iba cada domingo a tu puesto del Rastro a comprarte
carricoches de miga de pan, soldaditos de lata.
Con agüita del mar Andaluz quise yo enamorarte,
pero tú no querías más amor que el del Río de la Plata.

Duró la tormenta hasta entrados los años ochenta.
Luego, el sol fue secando la ropa de la vieja Europa.
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamás, sucedió.
"Mándame una postal de San Telmo, adiós, ¡cuídate!"-
Y sonó entre tú y yo el silbato del tren...

Iba cada domingo a tu puesto del Rastro a comprarte
monigotes de miga de pan, caballitos de lata
Con agüita del mar Andaluz quise yo enamorarte,
pero tú no querías otro amor que el del Río de la Plata.

Aquellas banderas de la patria de la primavera,
a decirme que existe el olvido, esta noche han venido.
Te sentaba tan bien, esa boina calada al estilo del "Che".
Buenos Aires es como contabas, hoy fui a pasear,
y al llegar a la Plaza de Mayo me dio por llorar
y me puse a gritar: "¿Dónde estás?"

Y no volví más a tu puesto del Rastro a comprarte
corazones de miga de pan, sombreritos de lata.
Y ya nadie me escribe diciendo:
"No consigo olvidarte, ojalá que estuvieras conmigo en el Río deLa Plata"

miércoles, 20 de mayo de 2009

Lejana tierra mia



Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Lejana tierra mia
bajo tu cielo,
bajo tu cielo,
quiero morirme un dia
con tu consuelo,
con tu consuelo.
Y oir el canto de oro
de tus campanas
que siempre añoro;
no se si al contemplarte
al regresar
sabre reir o llorar...

Silencio de mi aldea
que solo quiebra la serenata
de un ardiente Romeo
bajo una dulce luna de plata.
En un balcon florido
se oye el murmullo
de un juramento,
que la brisa llevo con el rumor
de otras cuitas de amor.

Siempre esta
el balcon
con su flor
y su sol...
Tu no estas, faltas tu...
Oh! Mi amor...

Lejana tierra mia
de mis amores,
como te nombro
en mis noches de insomnio
con las pupilas
llenas de asombro...
Dime, estrellita mia,
que no son vanas mis esperanzas;
bien sabes tu... que pronto he de volver...
a mi viejo querer.

sábado, 16 de mayo de 2009

Son cosas olvidadas



Música: Antonio Rodio
Letra: José María Contursi

Después de mucho... mucho tiempo,
recién ahora vuelvo a hablarte...
¡qué sensación al escucharte,
parece que fuera ayer!
Ya ves... estoy mucho más viejo
y vos igual a aquellos días
que tanto... tanto me querías,
ya nada queda... ¡todo se fue!

Son cosas olvidadas,
esos viejos amores
y al evocar tiempos mejores
se van nublando nuestras miradas.
Son cosas olvidadas,
que vuelven desteñidas
y, en la soledad de nuestras vidas,
abren heridas al corazón.

Hay en tu voz un dejo triste
de penas y melancolía...
¡y, a su conjuro, el alma mía,
se esfuerza por no llorar!
Es que a los dos nos hizo daño
resucitar las horas muertas
y el corazón abrió sus puertas
a la tristeza de recordar.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Malena



Música: Lucio Demare
Letra: Homero Manzi

Malena canta el tango como ninguna
y en cada verso pone su corazón.
A yuyo del suburbio su voz perfuma,
Malena tiene pena de bandoneón.
Tal vez allá en la infancia su voz de alondra
tomó ese tono oscuro de callejón,
o acaso aquel romance que sólo nombra
cuando se pone triste con el alcohol.
Malena canta el tango con voz de sombra,
Malena tiene pena de bandoneón.

Tu canción
tiene el frío del último encuentro.
Tu canción
se hace amarga en la sal del recuerdo.
Yo no sé
si tu voz es la flor de una pena,
sólo sé que al rumor de tus tangos, Malena,
te siento más buena,
más buena que yo.

Tus ojos son oscuros como el olvido,
tus labios apretados como el rencor,
tus manos dos palomas que sienten frío,
tus venas tienen sangre de bandoneón.
Tus tangos son criaturas abandonadas
que cruzan sobre el barro del callejón,
cuando todas las puertas están cerradas
y ladran los fantasmas de la canción.
Malena canta el tango con voz quebrada,
Malena tiene pena de bandoneón.

martes, 12 de mayo de 2009

Y te parece todavía ?

Música: Juan Carlos Howard
Letra: Abel Aznar

Te importó destrozarme la vida
y arrastrar mi esperanza al espanto.
Te importó que se hundieran en llanto,
mi amor y mis sueños. ¿No es cierto que no?
Te importó que grité de rodillas,
no me hagas sufrir de este modo.
Y querés que me olvide de todo,
cerrando mis ojos a tanto dolor.

Vos me has hecho mucho daño,
te adoraba y me mentías.
¡Pero tanto, tanto daño,
todo, todo el que podías!
¿Te parece todavía
que te puedo perdonar?
Vos serás como una herida
para el resto de mi vida,
pero otra cosa, ¡jamás!

Si era yo quien te hubiese mentido,
quien te hubiera llenado de agravios.
Con la pura verdad en tus labios,
no es cierto que harías, lo mismo que yo.
Te callás porque se lo que digo,
porque puedo gritar lo que siento,
porque ahora no sos mi tormento,
no sos mi locura, ni quiero tu amor.



jueves, 7 de mayo de 2009

Dos fracasos



Me sorprendí
cuando te hallé
como un dolor, sin palabras,
la voz mareada de copas
se me anudó en la garganta.
Quise gritar,
pero pa' qué
si al fin yo estoy igual.

Sueños
que gastamos conversando
cuando
nos hablábamos de amor.
Horas
que ya están en el olvido,
sensación de haber perdido
la esperanza en el adiós.
Rabia
de sabernos tan cambiados,
miedo
de gritar esta verdad.
Somos
dos fracasos que se amaron
y partieron y olvidaron
y hoy se miran asombrados
de morder la realidad.

Vuelve otra vez
a tu rincón
que yo me voy con los años.
Ya llueve plata en mis sienes
y hay un dolor en tus manos.
Pa' qué llorar
todo el ayer
si ya no puede ser.


Dos fracasos
Por Alberto Podesta

domingo, 3 de mayo de 2009

Atahualpa Yupanqui




EL ARBOL QUE TU OLVIDASTE
Canción
(Atahualpa Yupanqui)

El árbol que tú olvidaste siempre se acuerda de ti,
y le pregunta a la noche
si serás o no feliz.

El arroyo me ha contado
que el árbol suele decir:
quien se aleja junta quejas
en vez de quedarse aquí.

Al que se va par el mundo
suele sucederle así.
Que el corazón va con uno
y uno tiene que sufrir,
y el árbol que tú olvidaste
siempre se acuerda de ti.

Arbolito de mi tierra
yo te quisiera decir
que lo que a muchos les pasa
también me ha pasado a mi.

No quiero que me lo digan
pero lo tengo que oír:
quien se aleja junta quejas
en vez de quedarse aquí.


EL FORASTERO
(A.Yupanqui)

Porque no soy de estos
pagos me acusan de forastero
como si fuera un pecado
vivir como vive el viento

De donde vendrán los vientos ,
de donde vendrá el rocío
que besa los pastizales
de la llanura y el cerro

Yo vengo de todas partes
por los caminos del sueño
como las rosas a mayo
los jazmines a enero.

Doy lo que tengo que dar ,
y a veces me doy entero
como la dicha en los valles
y la pena en los desiertos

Junto estrellas en la noche
y en la sombra las enhebro
con ellas hago un collar
para ponerlo en el cuello
de una paisana que nunca
me sintiera forastero

Y ando por todas las sendas,
las del valle, las del cerro
y aquellas que no se ven
y andan corazón adentro

La gente me ve pasar
y me dice forastero
solo escuchan mis oídos ,
porque mi alma esta lejos

Esta mirando esos mundos
que no ven los que son ciegos
aunque se llenen de luz
y tengan los ojos bellos

Por donde quiera que paso,
voy desgranando mis sueños,
aunque digan los demás,
allá pasa un forastero.

PREGUNTITAS SOBRE DIOS
Canción
(A. Yupanqui)

Un día yo pregunté:
Abuelo, dónde está Dios.
Mi abuelo se puso triste,
y nada me respondió.

Mi abuelo murió en los campos,
sin rezo ni confesión.
Y lo enterraron los indios,
flauta de caña y tambor.

Al tiempo yo pregunté:
¿Padre, qué sabes de Dios?
Mi padre se puso serio
y nada me respondió.
Mi padre murió en la mina
sin doctor ni protección.
¡Color de sangre minera
tiene el oro del patrón!

Mi hermano vive en los montes
y no conoce una flor.
Sudor, malaria, serpientes,
la vida del leñador.

Y que nadie le pregunte
si sabe donde está Dios.
Por su casa no ha pasado
tan importante señor.

Yo canto par los caminos,
y cuando estoy en prisión
oigo las voces del pueblo
que canto mejor que yo.

Hay un asunto en la tierra
más importante que Dios.

Y es que nadie escupa sangre
pa que otro viva mejor.

¿Que Dios vela por los pobres?
Talvez sí, y talvez no.
Pero es seguro que almuerza
en la mesa del patrón.

sábado, 2 de mayo de 2009

La Calesita



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Música: Mariano Mores
Letra: Cátulo Castillo
Llora la calesita de la esquinita sombría,
y hace sangrar las cosas que fueron rosas un día.
Mozos de punta y hacha y una muchacha que me quería.
tango varón y entero más orillero que el alma mía.
Sigue llorando el tango y en la esquinita
palpita con su dolor de fango la calesita...
Carancanfún... vuelvo a bailar y al recordar
una sentada soy el ranún que en la parada
de tu enagua almidonada te grito: ¡Carancanfún!
Y el taconear y la "lustrada" sobre el pantalón
cuando a tu lado, tirado, tuve mi corazón.
Grita la calesita su larga cuita maleva...
Cita que por la acera de Balvanera nos lleva.
Vamos de nuevo, amiga, para que siga con vos bailando,
vamos que en su rutina la vieja esquina me está llamando...
Vamos, que nos espera con tu pollera marchita
esta canción que rueda la calesita...

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