Música: Eduardo Marvezzi
Letra: Eduardo Marvezzi
Antiguo reloj de cobre
que vas marcando el tiempo
los pasajes de mi vida
que me llenan de emoción.
Fuiste orgullo de mi viejo,
te lucía en su cadena
como un puente levadizo
delante del corazón.
Cuantas veces calmó el llanto
de consentido purrete,
mi madre como un juguete,
decía prestárselo...
y mientras él murmuraba,
mi vieja se sonreía,
y contento me dormía
jugando con el reloj.
Hoy ya pasaron los años,
se me fue blanqueando el pelo,
el rebenque de la vida
me ha golpeado sin cesar.
Y en el banco prestamista
he llegado a formar fila
esperando que en la lista
me llamaran a cobrar.
"Perdóname, viejo,
si de vos me olvido,
sé que lo has querido
tanto como yo.
Sé que desde el cielo
me estás campaneando,
y que estás llorando
como lloro yo."
Cuatro pesos sucios
por esa reliquia,
venganza del mundo
taimado y traidor.
Me mordí fuerte las manos,
el dinero me quemaba
y mientras que blasfemaba
a la calle enderecé;
y a la imagen de mi madre
vi que me compadecía
y llorando me decía:
"El viejo te perdonó".
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